¿Cuáles son las funciones de la harina de cromita en los ladrillos refractarios?
Las funciones de la harina de cromita en los ladrillos refractarios se reflejan principalmente en los siguientes aspectos:
1. Funciones principales
Mejorar el rendimiento refractario
Debido a su alto punto de fusión (1900-2150 ℃) y excelente estabilidad térmica, la harina de cromita puede mejorar significativamente la resistencia a altas temperaturas de los ladrillos refractarios y mantener su estructura estable a temperaturas extremas.
Mejora la resistencia a la erosión de la escoria alcalina
La inercia química de la harina de cromita evita que reaccione con escoria alcalina (como óxido de hierro) a altas temperaturas, lo que previene eficazmente la penetración de metal fundido o escoria y extiende la vida útil de los ladrillos refractarios.
Optimiza la estabilidad estructural
El cambio de volumen de la harina de cromita es pequeño cuando se calienta, lo que puede reducir las grietas o la deformación de los ladrillos refractarios causadas por la expansión y contracción térmica y garantizar la estabilidad a largo plazo en entornos de alta temperatura.
Aumenta la resistencia y la resistencia al desgaste
La alta dureza (Mohs 5,5-6,5) y densidad (3,0-4,8 g/cm³) confieren a los ladrillos refractarios una mayor resistencia a los golpes mecánicos y al desgaste por líquidos metálicos, siendo adecuados para escenarios de alta presión y alto desgaste.
2. Escenarios de aplicación típicos
Ladrillos refractarios de magnesia y cromo
La harina de cromita se mezcla con arena de magnesia para fabricar ladrillos refractarios de magnesia y cromo, que a menudo se utilizan en piezas clave como líneas de escoria de cuchara, y tienen la doble ventaja de resistencia a altas temperaturas y resistencia a la escoria alcalina.
Material de capa de aislamiento
La harina de cromita se utiliza como capa de aislamiento entre materiales refractarios ácidos/alcalinos para evitar que diferentes materiales reaccionen a altas temperaturas.
3. Otros efectos auxiliares.
La alta conductividad térmica de la harina de cromita promueve una distribución uniforme del calor, facilita la rápida disipación del calor en los ladrillos refractarios y reduce el riesgo de estrés térmico local. Asimismo, su estabilidad química en ambientes ácidos/alcalinos garantiza la resistencia a la corrosión de los ladrillos refractarios.